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Durante varios siglos, la Ciudad de Luxemburgo era conocida como la “Gibraltar del Norte”, ya que era la ciudad-fortaleza más impresionante de Europa. A raíz de la firma del Tratado de Londres de 1867, el Gran Ducado pasó a ser un país neutral y, en consecuencia, debió desmantelar todas sus fortificaciones, quedando de esta forma, mucho espacio libre para construir otros edificios. Los aires parisinos también soplaban por estas latitudes, y así fue, que se crearon los nuevos códigos de urbanización, siguiendo estrictamente el estilo de lujo, despilfarro y belleza de la Belle Époque francesa.
Viajaremos en el tiempo hacia aquellos Años Dorados y recorreremos estos magníficos edificios, conociendo, además, las historias que guardan dentro de sus muros.
La ciudad de Luxemburgo ha ido sufriendo muchos cambios de diseño en su urbanización y arquitectura a lo largo de sus más de 1000 años de historia. Fundada en el 963 y comenzando con una pequeña fortaleza de madera, pasó a ser luego, una de las fortificaciones en piedra más grande del norte de Europa, para llegar a ser hoy en día, una ciudad cosmopolita que mezcla la arquitectura antigua y clásica con los edificios modernos de la mano de conocidos arquitectos mundiales.
Comenzaremos el recorrido en el Puente Adolfo, obra de ingeniería inaugurada en 1903, que fue toda una proeza arquitectónica para la época. Sus ornamentos y arcos en piedra dotaron al paisaje de la ciudad de Luxemburgo con una belleza y sutileza al punto tal, que el ayuntamiento modificó sus códigos de construcción urbana para que ningún edificio de la Meseta Borbónica estuviera por debajo de los estándares de los más estrictos cánones de la Belle Époque. Luxemburgo pretendía de esta forma, estar a la altura de las grandes capitales europeas de principio del siglo XX.
Seguiremos caminando a lo largo de toda la Avenida de la Libertad para descubrir sus majestuosos edificios, como el Spuerkees y el palacio ARBED, la Place de Paris y llegaremos hasta la Estación Central de Luxemburgo, primera estación de trenes del país construida en 1857 y totalmente renovada hasta su apariencia actual en estilo barroco moselano alemán en 1907.
Nos dirigiremos hasta el Viaducto, más conocido por los vecinos como la Pasarela, primer y más antiguo puente que conecta la Ciudad Alta con la Meseta Borbónica. Descenderemos hasta el barrio del Grund, pero no sin antes pasar por la capilla de San Quirino, cuyos orígenes se remontan a las poblaciones de las tribus Celtas que habitaron estas tierras antes de la llegada de los romanos en el 57 a.C.
Nos detendremos unos instantes en un rincón desconocido para la mayoría de los habitantes y turistas de la ciudad, la unión del río Alzette con su afluente La Petrusse. Un verdadero remanso natural para los sentidos en medio de la ciudad.
Caminaremos a orillas del río Alzette y observaremos el famoso puente del Grund y, podremos imaginarnos al personaje más ilustre que cruzó sobre su calzada a lomo de caballo, ni más ni menos que el mismísimo Napoleón Bonaparte.
Antes de llegar a la Catedral de Notre Dame de Luxemburgo, pasaremos por la Plaza de Clairefontaine, que alberga la estatua de la Gran Duquesa Charlotte rodeada por los veteranos edificios del Estado luxemburgués. Definitivamente, una de las joyas de la ciudad de Luxemburgo.
Punto de encuentro/recorrido:
- Boulevard Royal y Boulevard Roosevelt
- Puente Adolfo
- Place de Metz
- Palacio ARBED
- Place de Paris
- Gare Central
- Viaducto
- Descenso por Montée de la Petrusse
- Rue Saint Ulric
- Puente del Grund
- Ascensor del Plateau du St Esprit-Grund
- Place de Clairefontaine
- Catedral de Notre Dame de Luxembourg